Manual de oficios para DUMMIES

(Comencemos con el saludo protocolario, ha sido hartísimo tiempo desde que el suscrito CLO se asoma por acá, aunq ni mextrañan pq están todos enamorados de la colega bloggera... parece)

-Invitados kedan a la siguiente cándida fábula estilo Hualdisnei, antiguo poeta huancavilca-

Hoy me levanté(f) y decidí "de una, vamos a hacer una operación de corazón abierto a algún comedido que se preste". Me fui al centro médico barrial más cercano y, con la facilidad con que se pone una vacuna contra el maldiojo hice mi primera cirugía con todo éxito.

Más tardecito nomás, pasaba por una cancha de aquellas inolvidables, tierrero infernal, escenario de gestas deportivas épico-olímpicas que a cualquier hijo de vecino le garantizan una larga recordación como "el jugadorazo", y decidí, "carajo, vamos a ponerle césped!!!". Agarré mis herramientas y en cuarto de hora ya estaba nuevita la cancha, tanto así que hasta el nombre de un banco le quieren poner y me hago el billetazo...

Como estaba cansado, me senté en la primera sillita pika de tienda que encontré y pedí la clásica bebida -popularizada por la famosa Di-: una cocacola, claro. Entonces me maravillé con el envase, la presentación y como no tenía monedas le pedí a la doña que mejor me preste un balde y me puse a descubrir la fórmula secreta del pluscuamperfecto brevaje. Y, comno era de esperarse, no tomó más de unos minutos. Ahora le hemos cambiado de nombre para comercializar la gaseosa del balde plástico en cómodas cuotas.

Animado, pues, emprendí el camino hacia la playa, donde me encontré con unos pescadores. Dijeron q estaba jodida la cosa, no se atrapa nada y ya se iban.

"Momento!" les dije y me lancé al mar, sin red ni bote, ni traje de baño (porque el viaje más que improvisado no me dio chance de llevar ni el ajuar mínimo indispensable) y regresé con una tonelada (neta) de toda clase de peces.

Seguí caminando nomás por la llanura hasta que llegué a un lugar lleno de unois manes con corbata y unas wambritas bien emperifolladas. Me acerqué a preguntar qué hacían y me dijeron: "nada, leyes".