“La cobardía es asunto de los hombres no de los amantes, los amores cobardes no llegan a amores ni ha historias se quedan allí, ni el recuerdo las puede salvar, ni el mejor orador conjugar”
La razón de mi último post, un poco “críptico”, hablaba de mi miedo a los aviones, en esos momentos, estaba en la sala de espera del aeropuerto de Quito. El destino final era Punta Cana, donde mi prima se casó el sábado anterior, y terminó siendo una reunión familiar de aproximadamente 5 días.
Tengo un hermano, de sangre, que es sin duda alguna el hombre al que más quiero, y por quien haría lo que fuera, aunque a veces no nos entendamos o no estemos de acuerdo. A parte de él, la vida me ha dado distintos ñaños, que por el papel que han desempeñado en mi vida se volvieron más que amigos, hermanos y confidentes.
Al contrario, no he tenido hermanas. Tengo una mejor amiga desde los 12 años, que más parece mamá, por que me cuida, y me manda al diablo con bastante frecuencia, y esta mi prima Isabel, que vivió en mi casa alrededor de 4 años, de los 7 años que estuvo en Quito.
Ella llegó a mi casa siendo una prima, que yo a duras penas sabía que existía, y por quien no me preocupaba, y paso de ser una desconocida a ser, no solo una prima, sino también una amiga y una hermana, la hermana que nunca tuve…
Si pudiera hacer una lista de todas las cosas que me enseño a lo largo de los años, no terminaría nunca, por que tan solo al evocar los recuerdos, se me llenan los ojos de lágrimas. Es tanto lo que aprendí a su lado, de y con ella, que no puedo expresar todo el cariño y agradecimiento que siento.
Ayer nos despedimos, y con suerte nos volveremos a ver en diciembre del próximo año, que ella irá con su nueva familia a Ecuador. Pero como dicen por ahí la distancia no es el fin del cariño, tal vez sea como ponerlo en pausa, estoy convencida de eso, por que a pesar de que la semana pasada fue la primera vez que nos veíamos en más de 2 años, era como si tan solo hubiera pasado un día.
“Óleo de una mujer con sombrero”, es la canción que más me recuerda a ella, pues un día llegó con la novedad de su nueva canción favorita, y pasamos largas horas analizando, cantando y llorando esa canción… Hoy más de 5 años después (creo), aun la cantamos cuando estamos juntas, y sigo llorando con la canción, no por su letra, sino por que me recuerda a una de las mujeres más valientes y luchadoras que he conocido.